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La pérdida de la audición relacionada con la exposición al ruido es la enfermedad profesional más frecuente tanto en Europa como en América del Norte y representa un tercio de las enfermedades relacionadas con el trabajo. Estos problemas pueden generar efectos permanentes que causan estrés, fatiga o aislamiento y que aumentan significativamente el riesgo de accidentes de trabajo inducidos por otros factores. La pérdida de la audición es irreversible y a menudo se detecta tardíamente, por lo que los EPI que cubren ese riesgo están clasificados en la categoría III.
El ruido, al ser un fenómeno de vibración, se caracteriza por :
El oído humano tiene tres partes:
El oído humano tiene una sensibilidad particular a cada gama de frecuencia. En niveles sonoros moderados, el oído es menos sensible a los sonidos graves. Para representar esta sensibilidad en particular, la medición de ruidos y las normas usan una ponderación de los niveles de ruido llamada ponderación A. Los decibelios ponderados se registran como dB(A).
Elegir el producto de proteccion antiruido adaptado.
El desempeño del protector auditivo (su nivel de atenuación) debe estar adaptado a la evaluación del riesgo del puesto de trabajo. Debe reducir el ruido a un nivel que no sea nocivo para la salud, evitando la sobreprotección que aislaría al operador de su entorno (alerta, comunicación...).
Se ponen a disposición del usuario 3 indicadores, del más simple al más preciso:
Dado que el equipo de protección auditiva puede usarse de distintos modos (sobre la cabeza o debajo de la barbilla, por ejemplo, las pruebas deben realizarse para cada modo de uso.
Cuando un único protector auditivo no es suficiente, es posible combinarlos. En la siguiente fórmula se calcula el debilitamiento resultante del uso simultaneo de tapones de oidos con un SNR registrado B y un casco antiruido con SNR registrado ST: 33×log ((0,4 ×B)+(0,1 ×ST))